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Exposición Colectiva

Dos conceptos, asociados a cuestiones naturales y científicas, pero también relacionados con el arte y la estética, recorren las intervenciones de Cáceres contemporánea y la exposición que las acompaña. Por un lado, la luminiscencia entendida como la emisión de luz originada por una energía determinada que puede variar en función de la radiación que la estimula, ya sea natural o artificial. Por otro, la reverberación, como fenómeno asociado al sonido, pero en el caso concreto de lo lumínico producida por la reflexión y prolongación de la luz sobre determinadas superficies, ya sea mediante un reflejo, un destello, un resol o, en definitiva, un reverbero.

Las obras presentes en esta exposición obedecen, por tanto, a estos dos fenómenos, pero también a dos estímulos expositivos. Por un lado, al intento de enfatizar la presencia de estos determinados artistas en el proyecto global, resaltando trabajos anteriores que razonan su participación. Las obras de artistas lumínicos serían los casos de la escultura de neón de Karlos Gil, de las cortinas de PVC impresas de destellos de color de Inma Femenía o los objetos cristalinos atravesados por la luz de Leonor Serrano Rivas. A estos tres se sumaría la instalación reverberante de sonido y luz de Marc Vilanova. Por otro, el segundo estímulo, estaría en la necesidad de añadir, puntuar, ejemplificar o mostrar el armazón de las intervenciones, como son la escultura fotovoltaica de Abel Jaramillo, el conjunto de dibujos, esquemas y textos de Eva Lootz o el gran cuadro de Soledad Sevilla del que parte para su intervención en la Plaza Mayor. Todas estas obras, reunidas y contaminándose de luz y sonido, señalan algunas de las vías del poder amplificador con el que lo lumínico actúa en el arte actual.

Luminiscencia y reververación

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